El ser humano tiene el poder de realizar heroicos y benévolos actos por el bien de la humanidad y de todo ser vivo, pero lamentablemente esta capacidad demasiadas veces se tuerce y cobra un matiz vil, sangriento e infame.
Hoy recibí un correo de mi buen amigo y egresado de FACIMAR, Julian Hernández que refleja una vez más el desagradable accionar de las personas y al igual que muchos, al verlo se ha apoderado de mí una sensación de abatimiento e impotencia muy grande.
Cada primavera el mar que baña las costas de las Islas Feroe en Dinamarca, por puro acto de salvajismo y crueldad, los jóvenes de la isla son los encargados de matar a un centenar de delfines calderones, que en esa época del año se aproximan a las costas.
Si bien este caso no tiene el talante de las atrocidades ejecutadas por Japón, Noruega, Islandia y tantos otros países que se consideran con el derecho de atentar contra todo ser vivo, importándoles muy poco la preservación de las especies en peligro de extinción y el equilibrio ambiental, tampoco es justificable.
La economía de las Islas Feroe por su geografía se basa principalmente en la exportación y uso de la carne de este cetáceo pero esto no da pie a la barbarie y brutalidad de la matanza ni a la libre explotación de un animal en riesgo.
Un hecho en verdad muy doloroso que debe encontrar pronta solución.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
PUEDES COMENTAR AQUI