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17 de septiembre de 2010

Don Roberto y la Lluvia de estrellas en Ceuta

Fernando Enciso Saracho
A Mazo, con quién conviví
increíbles aventuras
Ceutianas y a Don Roberto,
Ceutino, que por azares del
destino se le paró el corazón
arriando vacas junto al camino de
Ceuta a Ceuta, dejando en orfandad
siete niños.
Por allá a finales de los años ochentas el Mazo era un alumno de la Escuela de Biología UAS que se encontraba realizando su servicio social en el campamento tortuguero Playa Ceuta de la FACIMAR y poseía varias características conductuales que resaltaban su personalidad: era un excelente contador de chistes y buen trabajador en las difíciles labores de conservación de las tortugas marinas, además de buen compañero y seguidor de las loqueras del Mano. Se tituló y se casó con una preciosa mujer del pueblo de Ceuta, con quién procreó 2 hermosos hijos. El y Mano, acudieron un día al poblado de Ceuta para comprar algunos alimentos que requerían en el campamento, además de veladoras y raidolitos para los moscos, tan necesarios en ese paradisiaco pero a la vez inhóspito lugar costero. En la tienda CONASUPO se encontraba como cliente don Roberto, un antiguo y celebre habitante del pueblo con quién convivían muy seguido, ya que el cuidaba ganado y durante las ordeñas les regalaba leche de vaca, con la que preparaban calientitos y suculentos cafés mañaneros. También había en la tienda otros clientes y se encontraban en jocunda conversación cuando llegaron los dos biólogos caguameros. Conversaban fervorosos sobre la lluvia de estrellas que había sucedido la noche anterior. -fue algo maravillosos- decían y don Roberto les preguntó que si la habían presenciado en la playa. – Como no, don Roberto, fue muy bonito- le dijeron,- y muchas cayeron en frente del campamento; juntamos un montón y ahí las tenemos guardadas en cajas, son increíbles, de noche brillan y de día no se ven, se apagan.
- Apoco biólogo, a mi se me hace que nos están vacilando-.
-No, don Roberto, es la purititita verdad-, le dijo el Mano. -Verdad, Mazo que si
–Si- contestó el alumno de Biología.
Terminaron sus compras y se regresaron al campamento donde después de comer, estuvieron realizando tareas de análisis de nidos, liberación de crías y limpieza en general. Ya por la tarde, divisaron a lo lejos que por la playa venía un contingente grande de gente; unos montados en burros, otros en caballos, algunos en carretas jaladas por yeguas, otros en bicicletas y la mayoría a pie. Mujeres, niños, hombres y familias enteras, venían en tandas, casi abarrotaban el ancho de la playa. Entre más se acercaban, más se distinguían y entonces divisaron que don Roberto venía altivo al frente del grupo. Luego luego el Mano se dio cuenta y dedujo que venían al campamento para ver las estrellas que habían juntado:
--Mazo- le dijo el mano-, ¡vienen por las estrellas y ahora que hacemos!
--¡Vámonos a la chingada!-, dijo el Mazo.
Pero ya no había tiempo de desaparecer y don Roberto, que en ese momento se sentía líder de la tropa recién llegada, preguntó por los tales astros caídos del oscuro firmamento la noche anterior.
-Pero hombre don Rober, por que vienen hasta ahorita, ya se las llevaron toditas, vinieron en un camión de redilas y se cargaron todas las cajas llenas de estrellas.
- A jijos, y no dejaron ninguna, aunque sea pa´verla.
- No, don Roberto, llegaron tarde- Le dijo el mano.
- Pos ni modo- dijo don Rober, -ahí pal otra-.
En efecto esta es una historia realmente verídica. Tal cual sucedió. Muchos dirán, ¡falso, eso no puede ser!, ¡Como es posible que la gente pueda creer algo así! Pues si, son acontecimientos que solo ocurren en nuestro mágico campamento. En nuestro mágico Sinaloa. En nuestro fantástico mundo sinaloense, pero que son producto de esa imaginería que nos caracteriza a quienes habitamos esta tierra, productora de hechos como esta historia…
NOTA CASI CIENTÍFICA.
Las lluvias de estrellas son acontecimientos astronómicos que pueden apreciarse volteando al cielo en una noche oscura, libre de nubosidad arriba y de luminosidad abajo, previamente programada para tal evento. Ceuta es un lugar especial para eso. En este mes de agosto del 2010 que acaba de pasar, los astrónomos anunciaron que entre el 11 y 12 se apreciarían con todo su esplendor las “Perseidas” o “Lágrimas de San Lorenzo”, La verdad no se vio nada y siempre los biólogos estuvieron despiertos volteando al cielo, mientras recorrían la playa en busca de los nidos de tortuga. Esos si, encontraron varios, cargados de lunitas. La literatura dice que esa "lluvia de estrellas" no es otra cosa que partículas de polvo cósmico, en su mayoría más pequeñas que un grano de arena y que cuando golpean la atmósfera, un choque que se produce a una alta velocidad, las partículas se desintegran y de esta forma provocan los trazos luminosos en el firmamento que dan un aspecto de "estrella fugaz". En el caso de "las Perseidas" se trata de los restos que arroja el cometa 109P/Swift-Tuttle en sus sucesivos pasos cada 135 años en torno al Sol. Habrá que esperar para verlas, una próxima vez y, don Roberto, seguramente nos las arrojará del cielo, para que sea cierto.

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