
Con la cara y los brazos tatemados por el sol asesino del trópico, don Pancho Valenzuela López, el tiburonero desparecido, fue rescatado por un barco camaronero. Pasó todo el miércoles y jueves a la deriva; pensó en Diosito y en comerse una gaviota o una tortuga, pero no se le pusieron a la mano, y aclara para todos los Biólogos conservacionista: “Tómemelo a mal, pero yo tenía hambre y no tienen ni por qué regañarme porque yo lo hubiera hecho por necesidad".
Con la mirada todavía llena de inmensidad marina, la barba de tres días, con una camisa azul añil y desde la Lázaro, el barrio bullangero de pescadores, Don Pancho concluye: “ya mañana le daré otra vez... ni modo de no, de esto vivo".
El Blog agradece a todos los Biólogos que se comunicaron para pedir más datos del pescador.
Felicidades a Don Pancho, lástima que no vio sirenas.
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