
para R.N.
Si, soy ese de cachucha azul, sentado como pendejo junto a Dios. Llegó nada mas así de repente y cruzo las patas secas, lampiñas y blancas, como la de todos los viejos; olía a miados. Me imagino que al cruzar la estratósfera se le enfrió la vejiga. Nadie notó que era Dios, yo lo descubrí porque le tiré un codazo y fue como pegarle a una nube; era espíritu pero con cuerpo, tal como Descartes lo describió en el siglo XVII. Los lentes oscuros se los puso para que no se notaran los dos huecos infinitos en donde cabe el mundo, esos huecos que un ciego les llamó Aleph. Su visita no anuncia nada bueno, el viejo testamento no nos deja mentir: le halló gusto a eso de andar de quemapueblos, empezó con Sodoma y Gomorra y ya después nadie lo paró. Nomás para prevenir, bajito y en inglés, le dije: I am Lot.
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